sábado, 30 de julio de 2011

Tres métodos para la fabricación de peines. Para Charles W. Woolnough, Joan Ajala y Manuel Valero Mor.

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Modelo "Catedral",

realizado con un peine de tan solo dos milímetros de separación entre sus agujas,
imposible de construir sin el método de Charles W. Woolnough.


Cuando uno necesita algún instrumento para la práctica del marmoleado, sean los peines, la cubeta o casi cualquier otra cosa, es muy difícil encontrarlo en el mercado, aunque alguna tienda especializada haya, sobre todo en Estambul… así que la mejor solución suele ser hacérselo uno mismo. En este artículo voy a explicar tres procedimientos que empleo para fabricar mis peines. Ojalá que este reportaje ayude a hacérselos a quien los necesite.


Ilustración procedente del manual de Woolnough.


Pero antes de empezar quiero pagar mis deudas. El método más refinado que empleo lo divulgó en el siglo XIX Charles W. Woolnough, autor de un precursor manual de marmoleado del que poseo la tercera edición de 1881. Allí aparece un diagrama revelador, pero confieso que no conseguí entender el método hasta que Joan Ajala intervino y me dio las explicaciones oportunas. Así que debo agradecimiento a Joan por sus explicaciones y al gran maestro por la generosidad de su atrevimiento al revelar, en aquella época, este sistema. Pero también debo agradecimiento, y mucho, a Manuel Valero Mor, porque su trabajo ilustra estas líneas. Tuvo la gentileza de acompañarme una mañana tomando muchas de las fotografías siguientes y de completar su empeño confeccionando varios diagramas muy precisos. Muchísimas gracias, Manuel.


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Hay dos tipos de peines. Unos montan agujas gruesas y sirven para estirar la pintura, se denominan “rastrillos” y los hago con el primero de los métodos que voy a explicar. Otros montan agujas finas, se emplean después de haber pasado los rastrillos y con ellos se “dibujan” los diferentes modelos del marmoleado de peines. Pueden montar agujas con una distancia entre ellas de más de un centímetro, y estos los que hago con el segundo método. O la distancia entre las agujas puede ser igual o menor de un centímetro y entonces recomiendo emplear el tercer método que explicaré, el de Woolnough, aunque este sistema se puede emplear, si se desea, para la fabricación de todos los peines, cualquiera que sea la distancia entre sus agujas.


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Primer método.


Rastrillo grande de 5 cm.

Rastrillo pequeño de 5 cm.



Idóneo para fabricar rastrillos. Es el más sencillo. Solo hace falta un listón de madera y un taladro con una broca de la medida exacta, del mismo calibre, que las agujas que vayamos a emplear. Sobre el listón hay que marcar la distancia a la que haremos los agujeros para insertar las agujas. Por ejemplo, cada cinco centímetros. Podemos colocar un papel milimetrado sobre la madera y señalar cada intervalo. O podemos hacerlo directamente con un compás que traslade esa medida. Luego, simplemente, hay que taladrar cada agujero. Si utilizamos un soporte para el taladro los agujeros quedarán completamente perpendiculares al listón de madera sin ningún esfuerzo; si no lo tenemos habrá que esforzarse un poco para lograrlo, aunque en un rastrillo no tiene demasiada importancia que todas las agujas queden complemente perpendiculares al listón y paralelas entre sí. Una vez hechos todos los agujeros se introducen las agujas y el rastrillo queda listo.

Consejos: 1) fabricar un juego de dos rastrillos, uno que sirva para pasarlo por el lado corto de la cubeta y otro para el lado largo; 2) cortar cada listón de madera diez o quince centímetros más largo que la medida de la cubeta, para poderlo apoyar sobre los bordes de la misma; 3) dividir la medida de la cubeta por la distancia entre las agujas, despreciar los decimales y colocar una aguja menos que el resultado, para que el rastrillo tenga holgura suficiente para hacer los movimientos de ida y vuelta; 4) antes de colocar las agujas forrar el listón de madera con cinta de embalaje o algo similar que lo impermeabilice.


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Segundo método.


El "artilugio" completo.


Aconsejable para fabricar peines de más de un centímetro de separación entre sus agujas. Es un método muy parecido al anterior, se utiliza igualmente un listón de madera, pero al ser las agujas muy finas se colarían por cualquier agujero hecho con una broca y lo que hay que hacer es clavarlas directamente en el listón. No hay ningún problema con las medidas, se coloca un trozo de papel milimetrado sobre el listón y se marcan los emplazamientos de las agujas. Pero hay que mantener el paralelismo entre ellas y también la perpendicularidad con el listón. Por lo tanto no se pueden clavar a pulso porque sería un milagro que todas quedaran bien. Hay que construir un sencillo artilugio para clavarlas a la perfección. Hacen falta dos piezas de cartón no muy grueso de unos cinco centímetros de ancho, por una altura equivalente a la medida de la aguja que vayamos a utilizar menos dos centímetros. Y una cartulina, del mismo grosor de la agujas, y del mismo ancho y largo que los cartones anteriores. Esta cartulina se corta por la mitad de su anchura. Y luego se coloca una pieza de cartón sobre la mesa, encima las dos piezas obtenidas después del corte de la cartulina con una aguja entre ellas, y completando esta parte del artilugio, el otro cartón encima. Deben encolarse todas las piezas, respetando la holgura de la aguja, y cortar el exceso lateral de la cartulina, producido precisamente por el grosor de la aguja. Finalmente no queda más que montar este conjunto sobre una madera, una caja u otro soporte similar. Se coloca sobre el listón y se van clavando las agujas introduciéndolas por el hueco entre los cartones y golpeando con un pequeño martillo. Debido a la medida de los cartones estos harán de tope y todas las agujas se introducirán dos centímetros en el listón, y quedarán perfectamente paralelas entre sí y perpendiculares con el listón por medio de la caja a la que va sujeto el conjunto de cartón, que hará las veces de guía.

Consejo: colocar un par de listones a los lados del que será vuestro peine, eso estabilizará la guía.


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Tercer método.

Es el de Woolnough y Joan Ajala, el más preciso, sirve para fabricar cualquier tipo de peine, pero lo recomiendo sobre todo para fabricar los peines de un centímetro o menos de separación entre sus agujas. Es el procedimiento más complicado, se realiza en tres fases: la confección de una plantilla, la fabricación de los tramos que compondrán el peine y la construcción final de este uniendo los tramos.


1ª fase: la confección de una plantilla.


Lo primero que debemos construir es una plantilla que nos sirva para que todos los tramos que fabriquemos después sean iguales.

Necesitaremos: un trozo de cartón que servirá de base para no arañar la mesa de trabajo, la pieza blanca de la foto; un trozo de papel milimetrado; el trozo de plástico que se convertirá en la plantilla, la pieza negra de la foto; un lápiz y una aguja del mismo calibre que las que vayamos a emplear en la construcción del peine, montada, si es posible, en un mango, si no habrá que emplear un dedal.


Colocaremos el plástico que será la plantilla encima del cartón protector de la mesa.


Y encima de la plantilla, el papel milimetrado.


Marcaremos con un lápiz el emplazamiento de cada aguja. Habrá que hacer una plantilla distinta para cada peine que queramos fabricar. En este caso, como puede verse, estamos haciendo el de un centímetro de distancia entre sus agujas.



Finalmente con la aguja montada en su mango perforamos todos los agujeros, con cuidado de no traspasar el cartón protector de la mesa.


La plantilla terminada y, abajo, el esquema de Manuel Valero que explica esta parte del proceso.


Consejo: es muy recomendable establecer el tamaño Din-A4 como la anchura de cada tramo de nuestros peines. Es muy manejable y, además, todas las piezas que necesitamos se encuentran fácilmente en cualquier papelería, si nos adaptamos a esta medida. El plástico que se vende para encuadernar tesis resulta perfecto para las plantillas y de cada hoja podemos sacar un montón de plantillas. El papel milimetrado es asimismo muy fácil de conseguir en este tamaño. Y, como veremos a continuación, las cartulinas y hojas de papel que necesitaremos para hacer los tramos se cortan en tres o en dos piezas respectivamente.


2ª fase: la confección de los tramos.

Cada tramo del futuro peine se compone de una cartulina exterior impermeabilizada y la pieza en forma de M, la de la ilustración de Woolnough, que se coloca dentro de ella y que es la que da paralelismo y perpendicularidad a todas las agujas del peine.


Necesitaremos: el mismo trozo de cartón protector de la mesa que empleamos antes; la plantilla que hicimos; una regla; un trozo de cartón de cinco centímetros de anchura que servirá para marcar la mitad de la cartulina exterior; un trozo de cartulina, la pieza en color azul oscuro de la foto, de 10 centímetros de longitud, de cada hoja Din-A4 obtendremos tres; cinta adhesiva para impermeabilizarla; la mitad de una hoja corriente de papel de escribir tamaño Din-A4; dos plegaderas, una para marcar y otra para apretar; la aguja montada en su mango ya descrita y…muchas más agujas.


La cartulina exterior:


La cartulina exterior de impermeabiliza con un trozo de cinta adhesiva que cubre su parte central.


Con la ayuda del trozo de cartón de cinco centímetros se determina el centro de la cartulina, se marca la línea con una plegadera…


…y primero se dobla la cartulina con las manos y después se refuerza la arista con la otra plegadera.


La cartulina exterior terminada.


La pieza en forma de M:


Se empieza doblando la mitad de una hoja Din-A4 por… la mitad.


Después hay que marcar la línea de un segundo pliegue, a medio centímetro del primero. Me ayudo con una tira azul que tiene esa medida y con una plegadera.


Ahora hay que levantar el borde del pliegue.


Y doblar hacia delante, hacia el número 1, la solapa marcada con un 2, la que se encontraba antes pegada a la mesa, por debajo de la 1. Hay que doblarla justo por la arista del primer pliegue, marcada en la foto con dos líneas negras.


Quizás se vea mejor en la parte de arriba de esta foto. Debajo se ve como se consolida el nuevo pliegue.


Ya tenemos la pieza en forma de M.


La colocación de las agujas:


Hay que colocar las piezas en orden. Sobre el cartón protector marcamos una línea de referencia y colocamos encima la cartulina exterior, con la parte impermeabilizada hacia la mesa.



Y la fijamos con unos alfileres.


La segunda pieza es la que tiene la forma de M.
Fijaos en que no se pone el borde de la pieza sobre la línea, sino que es la mitad del pliegue en M lo que debe coincidir allí, porque las agujas deberán traspasar las cuatro partes del pliegue.

También la fijamos con otros dos alfileres.


Por último colocamos la plantilla, alineando sus agujeros con la línea de referencia marcada en el cartón.


Con una regla y un peso encima de la plantilla esta queda sujeta y todo listo para empezar a perforar los agujeros.


Lo que debemos hacer con cuidado para que no se mueva nada.


Este es el esquema de Manuel Valero de esta parte del proceso. En la parte ampliada se ve perfectamente por donde debe pasar la aguja, a través de la plantilla y perforando la pieza en M y la cartulina exterior, llegando incluso al cartón protector pero sin atravesarlo.


Se retira la plantilla y se empiezan a colocar las agujas.


Al retirar el conjunto se ajustan todas las agujas hasta que quede más o menos la mitad de su longitud por cada lado.


La cartulina exterior se coloca sobre la mesa y las agujas deben reposar sobre el mismo plano.


Cuesta un poco de trabajo enderezarlas.


Hay que desplegar la pieza en M con mucho cuidado, poco a poco.



Una vez desplegada la pieza vemos como cada aguja atraviesa cuatro veces el pliegue, todas en paralelo y a la distancia exacta.

¡no hay mejor método!


El ajuste final de cada tramo:


Hay que cerrar la cartulina exterior.


Y volverla abrir para comprobar si la pieza M queda completamente ajustada en su interior. Es muy frecuente que haya que hacer una pequeña corrección.


Con la ayuda de un tope se alinean todas las agujas.


No falta más que encolar las hojas interiores y la cartulina.


Primero las solapas exteriores y luego la parte central. Pero, atención, dar un golpe de prensa después de encolar cada parte, la fotografía es demasiado rápida.


Se recorta el sobrante de papel.


Y ya tenemos un tramo del peine completamente acabado.


La fabricación del peine:


El peine se fabrica encolando varios tramos de “bocadillos de agujas”, como los llama Manuel, tantos como sean necesarios para alcanzar la longitud del peine que queramos hacer, a dos piezas de cartón que serán el soporte del peine, una va por debajo y otra por encima de los tramos, y, naturalmente, hay que irlo encolando por partes y ajustando las piezas.


Este último diagrama de Manuel Valero muestra como se unen dos tramos. Se hace coincidir la última aguja del primer tramo con la primera del segundo tramo, para comprobar la distancia y ajustar la alineación, con un cúter se corta un trozo pequeño de los tramos, allí donde quedan solapados, por lo que la unión quedará perfecta. De las dos agujas numeradas 1 y 2, una de ellas se pierde en este montaje.


Después de haber pegado los tramos al cartón inferior se encola el superior y se añade un listón de madera al peine.

Que ya está acabado.

He tardado cien veces más en explicarlo que lo que se tarda en hacer.

Os lo aseguro.


Los mejores peines que he hecho nunca los hice siguiendo este método. No conozco otra manera mejor de hacerlos, sobre todo los pequeños, es un método imprescindible si se quiere hacer el de dos milímetros. Los cartones también se pueden impermeabilizar, así como el listón de madera, que ya sabéis que es más largo que el peine para que se apoye en los bordes laterales de la cubeta y se pueda controlar bien su movimiento. Las tres piezas marrones de esta última foto son tres tornillos que pueden colocarse más abajo o arriba según vaya disminuyendo el nivel del baño o según rellenemos el líquido de la cubeta, así las agujas ni se quedan por encima de la superficie del líquido, que a veces pasa, ni llega el cartón a tocar el líquido.


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